TESTIMONIO 1
Mi nombre es F.S., y tengo 42 años, espero que este relato sirva para que gente que está en el mismo problema que yo, pueda salir de él como yo lo estoy intentando, o bien, que aquellos que todavía no han llegado a esa situación, no se lleguen a complicar la vida y su propia existencia como ha sido mi caso.
Mi problema de LUDOPATÍA, o adición a los juegos de azar, dentro de las distintas variedades que hay en España (el país de Europa con más juegos de azar y uno de los primeros del mundo en este campo) es el de las máquinas TRAGAPERRAS.
Mi afición comenzó cuando tenía unos 20 años. Al principio no planteaba ningún problema porque mi disponibilidad económica me lo permitía. Las pérdidas eran pocas y el tiempo gastado en jugar también era corto. Lógicamente nunca pensé que me estaba "enganchando" y que esto traería graves consecuencias.
El tiempo fue pasando, las máquinas han ido experimentando un cambio muy importante en este tiempo (en diseño, facilidad y sobre todo en la cuantía de los premios: primero te daban 2.500 ptas., después pasaron a 10.000 ptas., 12.500 ptas. y hasta 25.000 ptas.) y mi afición al juego fue subiendo. Ya era poco el dinero que tenía para jugar. Era incapaz de dejar de jugar un solo día y aunque algunos días con suerte ganaba dinero, lo ganado servía para seguir empujándome al día siguiente y volver a jugar para ver si seguía ganando.
Como he dicho anteriormente, el premio de las máquinas había ido aumentando y, por supuesto más dinero había que jugar en ellas. Ahora, crecían las pérdidas y cada vez le dedicaba más tiempo al juego y menos a estar en casa e incluso al trabajo. Las deudas iban creciendo y entré en un círculo vicioso en el que jugaba para ver si, en golpes de fortuna, recuperaba lo perdido y conseguía, de forma rápida, algo de dinero con el que pagar las deudas, que como he dicho seguían aumentando.
Cuando se llega a esta situación junto a ese intento, siempre fallido, de querer arreglarlo con dos golpes de suerte; y cuando la situación se complica demasiado, empiezas a recurrir a la familia (mis padres en mi caso) para que te saquen de los apuros inmediatos. Yo llegué a recurrir, además, a préstamos bancarios. Lo único que me quedaba eran deudas y más deudas. Ya no podía dormir, en el trabajo no me concentraba porque mi mente sólo hacía que dar vueltas a ver como podía conseguir más dinero para jugar a ver si la suerte me sacaba del bache.
Llega a un punto en el estás a punto de perderlo todo, si bien en mi caso no me ha faltado el apoyo de mi familia (a la que tenía totalmente abandonada, tanto a mi mujer como a mis hijos) y el trabajo aun cuando las cosas se complicaron he vuelto a recuperarme prácticamente. Todo ello cuando, enterado de la existencia en Plasencia de una Asociación de Jugadores en Rehabilitación, me dirigí a ella, y tras ponerme en tratamiento me encuentro prácticamente recuperado.
En resumen, he perdido 10 de mi vida (en los que no me he entregado suficientemente a mi mujer y a mis hijos), algún ascenso laboral, la posibilidad de trasladarme de residencia, etc. Solamente con el tesón y mucha voluntad, además de la ayuda necesaria, que yo he encontrado en la Asociación (en AJER Ntra. Sra. del Puerto), se puede conseguir salir de este mal que tenemos y que tanto daño nos hace. Yo aconsejo a los que puedan estar en una situación parecida a la que yo tenía, que se pongan en manos de profesionales (ahí están las Asociaciones de Jugadores en Rehabilitación), que se planteen seriamente la situación y que sean capaces de recuperar la alegría de vivir y volver a la vida y al hogar.
(Enfermo en tratamiento en AJER "Ntra. Sra. del Puerto"
TESTIMONIO 2
Soy un extremeño de veinticinco años, mi problema con el juego comenzó cuando con dieciocho empecé a jugar a las máquinas tragaperras, por aquel entonces no trabajaba y me gastaba toda la paga prácticamente en ellas, llegando incluso algunas veces a cogerle dinero a mis padres sin permiso.
Una vez que empecé a trabajar, no era capaz de ahorrar una sola peseta a fin de mes es más, tenía que pedir dinero en casa para acabar el mes, todo esto teniendo en cuenta que no tenía gastos importantes, sólo el de perder dinero en las "MALDITAS MÁQUINAS TRAGAPERRAS".
Así estuve estos años, afortunadamente no he adeudado ningún dinero a nadie, solo como decía que no era capaz de ahorrar nada.
Una vez tras otra, después de salir de un bar con cien o ciento cincuenta € menos en el bolsillo, me prometía a mi mismo que esa sería la última vez, aunque solo hacia que engañarme, porque al cabo del tiempo se me olvidaba, me acordaba de las máquinas, estaba nervioso con ansiedad y me calmaba el jugar, sin ser consciente de que lo que hacia me perjudicaba aún más y que la mayoría de las veces acababa peor.
Suerte que con un poco fuerza de voluntad y el apoyo y comprensión de mí familia, ingresé hace algo más de un año en A.J.E.R. donde desde el primer momento me integré, aprendí que no era un caso único, sino que tenía compañeros en la misma situación e incluso en circunstancias aún más difíciles.
Aquí me han enseñado a controlar mis impulsos, a ignorar a las máquinas, a eliminar esa ansiedad de otra manera que no sea con el juego, a saber que yo no controlo la máquina en definitiva, a entrar en un bar y gastarme el € del café o de la caña y poder mirar a la máquina sin que esta me diga nada.
Animo a todos los que lean esto y se puedan encontrar en una situación parecida a la mía por culpa del juego, a que se informen de cómo trabajamos aquí, hay gente profesional y en conjunto somos un gran grupo.
Animo, solo necesitas un poco de fuerza de voluntad
¡Por ti!, ¡Por los tuyos!
TESTIMONIO 3
MI HISTORIA A TRAVÉS DEL JUEGO
Esta es mi historia a través del juego.
Empecé muy joven con apenas dieciocho años a jugar a toda clase de juegos; cartas, máquinas tragaperras, lotería, quinielas etc. etc. lo hacia solo por placer después ya quedé enganchado asiduamente tanto que no podía pasar un día sin jugar a cualquier clase de juego. Soy extremeño tengo cuarenta y nueve años y en esta situación he pasado buena parte de mi vida. Tal era mi necesidad de juego que sacaba dinero de cualquier sitio, familia, padres, hermanos, y por último cuando ya estos se negaron, pedir créditos personales en toda clase de Entidades Bancarias llegando a tener problemas en mi matrimonio, la familia y el trabajo.
Cuando me enteré que existía la Asociación de Jugadores en Rehabilitación Ntra. Sra. Del Puerto, me acerqué hasta ellos para que me echaran una mano ya que por mi mismo no podía, empecé las terapias de la mano de muy buenos profesionales y con la ayuda de todos los compañeros que conocí, logré superar esta adicción al juego y en la actualidad me siento totalmente recuperado y olvidado toda la relación con el juego hago mi vida normal, trabajo, relación familiar y me siento totalmente otra persona en todo mi entorno tanto familiar como laboral mi calidad de vida ha mejorado.
Por todo esto aconsejo a cualquier persona que tenga estos problemas con el juego, que no dude en ponerse en contacto con la Asociación A.J.E.R. la cual con la ayuda de todos los colaboradores te harán ver la realidad de tu problema dándole la mejor solución.
TESTIMONIO 4
Cuando empecé a jugar era uno de esos que le daba igual el dinero y mis amistades no eran muy buenas que digamos por culpa de esas amistades y mi propia culpa (entonces no quería verlo), empecé a jugar a los dieciséis años.
Como disponía de poco dinero por ese entonces las cantidades que jugaba eran pequeñas pero poco a poco empecé a jugar más y más, todo los premios que me daba la máquina los volvía a echar en ella de nuevo hasta que terminaba sin un duro.
Cuando pensaba en lo que había hecho, pensaba en dejarlo y lo intentaba pero no era fácil fueron muchas las veces que lo intenté inútilmente.
En una ocasión estuve un buen tiempo sin jugar, me hacia ilusiones contando que lo había superado pero cual fue mi sorpresa al comprobar un día que estaba sin darme cuenta enfrente de una máquina jugando mi ultima moneda .
Fue entonces cuando pedí ayuda a la Asociación A.J.E.R. Ntra. Sra. Del Puerto y ahora llevo un buen tiempo sin jugar y lo que es mejor sin ganas de hacerlo con las ideas bien claras.
El problema en mi caso no es tanto el dinero si no el vinculo familiar, tu propia vida que no tiene que ser dependiente de nada y menos de unas máquinas.
Hoy soy otra persona feliz, contento y con ganas de vivir.
Tengo una edad comprendida entre los veinte y treinta años.
TESTIMONIO 5
CHICO DE VEINTIUN AÑOS CON PROBLEMAS DE LUDOPATÍA
Yo comencé a jugar a los dieciséis y después de varios meses de engaños y mentiras, me descubrió mi familia.
Son momentos muy duros de afrontar porque para unos padres es muy difícil de afrontar esta enfermedad en un hijo.
A veces pensaba que era mejor estar muerto porque de la noche a la mañana ves que los que creías tus amigos te dan la espalda y te ves solo, no puedes llevar dinero encima y tienes que ir acompañado a todas partes y lo más difícil para mí fue no poder entrar en los bares.
Hasta la fecha de hoy, he tenido dos recaídas, la cual una de ellas llegó a costarme el empleo y casi a mi familia.
Ahora doy gracias de haber encontrado esta magnífica Asociación porque sin ella ahora me vería durmiendo en algún portal y sin familia y además te dan todo a cambio de nada pues te ayudan en todo lo posible a que te recuperes de esta adicción.
Hasta la fecha de hoy estoy muy bien y cada día que me levanto, tengo más ganas de curarme porque la vida merece la pena y la familia también.
TESTIMONIO 6
LUDOPATA DE CINCUENTA Y CINCO AÑOS
Tengo cincuenta y cinco años y soy ludópata desde hace dos años.
Esto es algo que no te das cuenta de la gravedad hasta que la familia no te abre los ojos como es mi caso y te hace ver la realidad.
Crees que no es para tanto incluso que exageran pero el hecho de verlos sufrir y de la ayuda que te dan en las Asociaciones, te vas dando cuenta de que tienes un problema muy grave y es ahí cuando empiezas a sacar fuerzas (pues cuando llegas aquí ya sueles estar muy enganchado y es más difícil), y ganas salir adelante.
Hoy por hoy llevo seis meses con ayuda psicológica y aún no estoy recuperado del todo pero se que si sigo en esta línea pronto podré decir lo contrario.
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